Este dispositivo está formado por una capa de cristal líquido incrustada en una nanoestructura metálica con forma de huevo que absorbe algunas longitudes de onda y refleja otras. Estos colores se pueden regular con el voltaje aplicado al cristal y es capaz de adoptar cualquier color.
El doctor Chanda utilizó la conocida fotografía de la niña afgana para demostrar las capacidades de cambio de color de la pantalla. / University Central Florida |
“Todas las pantallas humanas son grandes y rígidas, mientras que la piel de un pulpo es elástica, flexible y puede cambiar de color. Por tanto, ¿no podríamos inspirarnos en la biología y crear un monitor que sea como una piel?”, explica Debasis Chanda, ingeniero de la Escuela Universitaria de Óptica y Fotónica de Orlando (EE UU) que ha liderado el estudio publicado esta semana en Nature Communications.
A partir de esta idea, Chanda y su equipo desarrollaron una estructura muy delgada que cambia de color cuando se le aplica una corriente eléctrica. Gracias al método diseñado por los científicos, esta no necesita una fuente propia de energía, sino que aprovecha la luz ambiental.
El monitor tiene un ancho de pocos micrómetros, frente a los 100 de la piel humana. Para crearlo, los investigadores utilizaron una técnica barata de nanoimpresión que permite que la estructura abarque una gran superficie.
La flexibilidad de este monitor posibilita su aplicación a plásticos o materiales sintéticos. A corto plazo, podría servir para hacer más pequeños y flexibles los monitores de televisiones, ordenadores y teléfonos móviles.
FUENTE: SINC