Los materiales termoeléctricos, capaces de transformar el calor en
electricidad, son muy prometedores a la hora de convertir el calor
residual en energía eléctrica, ya que permiten aprovechar una energía
difícilmente utilizable que, de otro modo, se perdería.
Papel flexible termoeléctrico de celulosa bacteriana y nanotubos de carbono. / ICMAB-CSIC |
Investigadores del CSIC han logrado crear una celulosa con bacterias
sintetizadas en laboratorio que convierte el calor residual en energía
eléctrica. Estos dispositivos podrían usarse en sensores para internet
de las cosas, en tecnología wearable y aislamiento térmico inteligente, entre otras aplicaciones.
El dispositivo está compuesto de celulosa producida en laboratorio por
unas bacterias, con pequeñas cantidades de un nanomaterial conductor compuesto por nanotubos de carbono, obtenendose un material mecánicamente muy resistente, muy flexible y
deformable, gracias a las fibras de celulosa, y con una elevada
conductividad. Pudiendo controlar el grosor, el color e incluso la transparencia del material.
Además tiene una estabilidad térmica superior a los materiales termoeléctricos
basados en polímeros sintéticos, lo que permite llegar hasta los 250
ºC. No utiliza elementos tóxicos, y se puede reciclar fácilmente
la celulosa, degradándola mediante un proceso enzimático que la
convierte en glucosa. Así, se recuperan al mismo tiempo los nanotubos de
carbono, que son el elemento más costoso del dispositivo, esto hace que su producción resulte sostenible y
respetuosa con el medio ambiente.
FUENTE: SINC