Investigadores de CIC nanoGUNE, en San Sebastián, en colaboración con
la Academia de Ciencias China y el Instituto Max Planck (Alemania) han
desarrollado una célula fotovoltaica en la que por primera vez se
utilizan materiales magnéticos como electrodos para proporcionar
corriente. La revista Science ha dado a conocer los resultados
de esta investigación, que abre una nueva vía para convertir luz en
electricidad de forma más eficiente.
El dispositivo consiste en una célula fotovoltaica fabricada con un material orgánico (fullereno C60) y electrodos magnéticos de cobalto y de níquel. El fullereno C60, conocido como Buckyball, es una molécula con forma de balón formada por 60 átomos de carbono.
Por
otro lado, los electrodos magnéticos producen corriente con una
propiedad añadida llamada espín. La combinación de ambos no es casual,
ya que el fullereno es conocido por ser un material fotovoltaico que
podría permitir controlar la orientación del espín, aumentando la eficiencia de la
célula solar para generar una mayor corriente.
Las células solares habituales tienen los espines ‘desordenados’ pero gracias al magnetismo de los electrodos, se consigue que los espines estén ‘ordenados’ de forma
que pueda ser recogida una mayor cantidad de corriente. El uso de este tipo de electrodos incrementa un 14% la
eficiencia fotovoltaica del dispositivo.
Los investigadores afirman que en el futuro será posible construir un
dispositivo comercial que actúe como panel fotovoltaico y además, produzca corriente
alterna directamente.
FUENTE: SINC